Cualquiera que no viva en una torre de marfil probablemente se haya encontrado con este problema. Prácticamente cualquier producto que mencione tendrá escrito en su nombre que es de mala calidad. Ya me he quejado antes de los ratones de ordenador que funcionan durante unas pocas semanas o meses, pero le daré algunos ejemplos más basados en mi propia experiencia: zapatos que se desgastan en poco tiempo en determinadas partes, ropa que pierde su color muy rápidamente o se rompe con facilidad, piezas de vehículos que se rompen con facilidad (cuya sustitución reporta un enorme beneficio al fabricante del coche y al concesionario), auriculares que se deshacen en pocos meses, etc.
Y luego está el Fast Fashion, que se basa en este mecanismo, que produce ropa barata porque se deteriora rápidamente, para que puedas correr a la tienda cada pocos meses (¿semanas?) a por una prenda nueva, más a la moda.
No sé a quién se le ocurrió esto exactamente, pero fue un auténtico sinvergüenza. Por un lado, habitúa a la gente al despilfarro y la despreocupación y, por otro, aumenta drásticamente la producción de residuos, de los que, por supuesto, los fabricantes no tienen nada que hacer.
No es una buena práctica. Hay que acabar con ella.
El socialismo no es fundamentalmente un sistema que funcione bien, por varias razones, pero al menos se aseguraron de fabricar productos que duraran tanto como pudieran. Probablemente todo el mundo se ha encontrado con un congelador de la RDA comprado en los años 90 y que todavía funciona, o con un frigorífico ruso. Solían estar motivados por la racionalidad: no querían despilfarrar. Ni materias primas, ni horas de trabajo, ni energía.
En el capitalismo, por el contrario, esto no se tiene en cuenta. Sólo hay una consideración: el beneficio por encima de todo. Ahora hemos conseguido elevar el nivel de producción de residuos a un nivel tal que bastaría por sí solo para destruir la civilización.
¿Hay alguna solución? Por supuesto. Implicar a los fabricantes en la gestión de los residuos, educar a los ciudadanos para que no lleven su basura al bosque y la tiren al río o al mar. Al mismo tiempo, facilitarles (no dificultarles) la eliminación de su basura.
Así que la conclusión es que tenemos que fabricar productos duraderos. Jacque Fresco también ha abordado específicamente este tema en su concepto. En una economía basada en los recursos, el beneficio es sólo una tercera prioridad, por lo que gestionar los residuos producidos por la sociedad y la economía de forma eficiente y respetuosa con la salud es una prioridad absoluta.
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