Uno de los principales objetivos de la autoproclamada élite es asegurarse de que la mayoría de la población esté siempre luchando por su sustento y no tenga dinero, tiempo ni ganas para nada más. Así es como se construyen los sistemas sociales. Sí, incluso las democracias más liberales. Especialmente las autocracias.
¿Cómo podemos salir de esto?
Hay que reformar las elecciones para que no prevalezca la demagogia, sino el pensamiento responsable, la información y la experiencia; hay que recortar a los políticos y a los multimillonarios que se confabulan con ellos para conseguir el poder; hay que limitar el impacto del capitalismo de libre mercado en la política; hay que hacer que la educación sea gratuita y elevarla a un nivel extremadamente alto; hay que implantar la secularización absoluta; y hay que anteponer la protección de las personas y del medio ambiente a los beneficios. Si esto se consigue (no hay nada técnicamente imposible al respecto), entonces la humanidad aún tiene una oportunidad de vivir en un mundo más sostenible. De lo contrario, será el caos total, del que ya estamos viendo signos muy ominosos en todos los frentes.
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