El problema fundamental no es que haya bancos o que haya gente muy rica, sino que los que tienen mucho dinero burlan la ley, distorsionan las normas, concentran el poder político en torno a sí mismos y empujan todo cada vez más en esa dirección, en contra del interés público. Como los políticos son los beneficiarios de ello, el círculo se completa. El mundo está descendiendo lenta pero inexorablemente hacia una degradación caótica, fuera de control, impulsada por el dinero y el poder de las masas que luchan por ganarse la vida, sin una visión, donde el beneficio está por encima de todo, cuando el beneficio debería venir después del hombre si no queremos talar el árbol que tenemos debajo.
El problema fundamental
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