Algunas cosas nunca cambian
2021-03-04

Reflexiones de István Bársony, cazador, escritor y periodista, extraídas de su libro Erdőn-mezőn (A través de bosques y prados), publicado en 1894.

"Hoy es difícil ganarse la vida.

El pan y las pasiones están en constante lucha entre sí; salvo la clase acomodada, son muy pocos los que pueden poner en plena armonía sus inclinaciones, sus capacidades, sus pasiones con la búsqueda del pan cotidiano.

Ni un hombre entre cien, quizá sólo uno entre mil, es tan favorecido por el destino y la fortuna, como para llevarle a la carrera que más le conviene; el azar juega un juego caprichoso con la inmensa mayoría de la sociedad, mostrando un trozo de pan al hambriento; y el hambriento no tiene tiempo de pensar mucho, de elegir mucho, de esperar: va en la dirección en que ve mejor asegurado su sustento.

Por eso hay tanta mediocridad en el mundo.

Los que están en otra órbita, de la que pueden quedar excluidos para siempre, alma con todo su fervor, con todo el poder de sus voluntades, deseos y entusiasmos, habrían empujado hacia la meta, y habrían hecho maravillas por el amor a su oficio: persiguen con gran dificultad, y aun así no siempre con un éxito serio, una luz engañosa que no puede llenar su mundo espiritual, no puede excitar sus deseos, y deja siempre fríos su curiosidad y sus intereses. Es una suerte que un hombre tan engañado tenga la resolución, la voluntad de esforzarse; el poder de satisfacción que le ayudará a contentarse con un resultado débil, si su conciencia no se lo reprocha y le acusa de omisión consciente.

Pero hay muchos que, en el accidentado camino que recorren, pronto empiezan a sentir el agotamiento de sus fuerzas, y llegan a la desesperante certeza de que el esplendor de sus fantasías a una monótona monotonía, que ningún sol puede embellecer, ni iluminar con nuevos colores del arco iris. Sólo una sombra, sólo un mal momento, les separa de la decadencia, por la que entiendo la pérdida de armonía en el alma, que lleva a la muerte de la vida por su propia decadencia regular.

Dichosos los que pueden desprenderse de todos los problemas y seguir los impulsos de su corazón, aun a costa de sacrificios. No son atormentados por deseos crueles, y sus esperanzas no son estrellas inalcanzables. Si, desprendiéndose de un cúmulo de exterioridades, parecen renunciar: la melodía de la armonía oscila en su interior, y este canto de belleza eterna glorifica ante ellos toda la vida la satisfacción que les corresponde."

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MMT